martes, 11 de octubre de 2016

El descubrimiento de Cristobal Colón. #VuelveImperioEspañol






La figura de Colón es probablemente una de las más analizadas de la historia, a la vez que ha generado todo un mundo de controversias que han llegado hasta nuestros días. Vamos a tratar de acercarnos a la figura de Colón que es lo que hizo y sobre todo porqué lo hizo y también trataremos de situar las acciones de la Monarquía Hispánica tras el Descubrimiento con el que daría inicio una nueva época en el mundo.


No vamos a aventurarnos a marcar un origen para Colón, el lugar de su nacimiento es motivo de disputas entre diversos países. Algunos consideran que nació en Barcelona, otros en Portugal y las tesis más reconocidas nos hablan de Génova, estamos seguros que fue en esta última ciudad donde pasó parte de su vida y es allí donde se conserva lo que ellos llaman la casa de Colón. Sea como fuere Colón fue hijo de un comerciante por lo que la Mar era uno de sus lugares de residencia más habituales y que en ocasiones Cristóbal, el protagonista de nuestra historia, acompaño. Estamos pues entrando en la última parte del S XV, con Castilla enzarzada en la Toma de Granada, a la vez que se interesa por las riquezas de Oriente, al igual que Portugal que ya había llevado a cabo numerosos viajes como contamos en el artículo “La figura del descubridor”.

Así pues Cristóbal Colón pretende el viaje hacia Oriente por Poniente donde estaba el que conocían como Mar Tenebroso al que se vinculaban todo tipo de mitos e historias, entre ellas la existencia de seres gigantescos o aguas que se encontraban a altísimas temperaturas. En esos tiempos los viajes de los Descubridores se veían financiados, además de un porcentaje de capital privado, por las coronas de los reinos de Portugal y de Castilla que eran los protagonistas de estas navegaciones. Estamos ante una Europa atemorizada en el Este por los turcos que daban zarpazos por conquistar territorio  y que a mediados de siglo ya habían conseguido Constantinopla, mientras que Italia y Alemania se mostraban confusas sobre sus propios destinos y donde aún se guardaban las heridas de la Guerra de los Cien Años entre Francia y Gran Bretaña.

 Portugal se sentía segura de su destino y por ello Cristóbal Colón presentó su proyecto de llegar hacia la India por Poniente, el rey portugués Juan II siguiendo los pasos de su padre Alfonso V rechazó la empresa por no considerarla posible. Los reyes portugueses reconocían que la India ya tenía un paso abierto que aún se debía de explorar con más firmeza y decidieron rechazar cualquier tipo de propuesta que no veían posible dentro de su imaginario. Así fue como Colón se presentó en la corte de Castilla ante los Reyes Católicos que tras una primera entrevista el 20 de 1486 aceptaron tomarlo como  cosmógrafo a cambio de 12.000 maravedíes y que tras siete años de ardua batalla dialéctica con Isabel de Castilla y Fernando de Aragón los logró convencer para financiar el viaje con 1.200.000 maravedíes, de los 2.000.000 que costaba la empresa. Isabel La Católica fue la que dio el paso y logró convencer a su marido para aceptar el viaje, la reina ponía su atención en la cristiandad y la seguridad con la que hablaba de su viaje Colón, le hacía visionar un nuevo zarpazo a los musulmanes y establecer unos nuevos lazos comerciales con la India.  Fernando se mostraba más inseguro por las peticiones de Cristóbal Colón para nombrarse Almirante y ennoblecerse, peticiones que fueron rechazadas hasta asegurarse el éxito del viaje y que se convertirían en las Capitulaciones de Santa Fé.

Comienza el viaje de Colón el 3 de agosto de 1492, en Palos, con la tripulación preparada y con tres navíos que pasarían a la posteridad, La Niña, La Pinta y La Santa María, dos de ellas tripuladas por los hermanos  Pinzón que acompañarían a Colón en las aventuras hacia el Mar Tenebroso.  La primera parada era obligatoria, había que situar el ancla en las Islas Canarias, Gomera y Gran Canaria eran ya castellanas, a las que llegaron seis días después de iniciar el viaje y cuya importancia fue vital para el desarrollo del viaje porque allí pudieron repostar todo tipo de víveres  y preparar el viaje con los medios necesarios. Allí permanecieron durante un mes hasta que el 6 de septiembre zarparon rumbo hacia Poniente. El viaje hacia Poniente generaba  multitud de dudas entre los tripulantes que veían la empresa como imposible y que se verían obligados a volver de nuevo a España. El único que se mostraba seguro de si mismo era Colón, quería llegar a las Indias y dejar un legado a su familia. Los viajes  marítimos de la época se veían restringidos hasta los nueve o diez días en los que no se avistaba tierra, porque la falta de recursos y la sed hacía imposible unos viajes más duraderos. Colón sabía que su viaje iba a ser mucho más largo y se aseguró mantener alimentos para un trayecto más largo pero una vez llegado octubre la tripulación se amotinó con la intención de volver hacia España y dar por terminado un viaje que creían de locos. Por fortuna en la noche del once al doce de octubre, dos horas después de media noche, el marino que estaba de guardia, Rodrigo de Triana, daría por fin la gozosa voz, la voz tan deseada: ¡Tierra a la vista!


Al fin, la hazaña se había cumplido. A la madrugada las tres naves vieron con toda nitidez aquella tierra tan anhelada. En este caso una pequeña isla de Las Bahamas a la que los indígenas llamaban Guanahani y a la que Colón, llevado por su espíritu religioso y de la emoción de la jornada, pondría el nombre de San Salvador.La toma de posesión de aquella tierra de un mundo nuevo, en nombre de los Reyes se hizo con toda la solemnidad que después recogerían las crónicas y también los pinceles de los artistas. Colón tomó posesión de la tierra en forma por el Rey y por la Reina con pregón y bandera Real extendida. La bandera de Castilla ondeó por primera vez el Nuevo Mundo.

Durante aquel otoño, Cristobal Colón se dedicó a navegar febrilmente por aquellas aguas del Nuevo Mundo. Descubrió Cuba y Santo Domingo, a las que puso por nombres Juana y La Española. Siempre con la creencia de que estaba en los umbrales de las Indias Orientales y de las tierras del Gran Khan. En un despiste perdió la Santa María mientras que Martín Pinzón se desplazo con La Niña a aventurarse por las nuevas tierras, por lo que a Colón solo le quedaba La Pinta y tomó la decisión de volver a España ante el miedo de que los Reyes y la sociedad jamás conocieran sus descubrimientos y el cumplimiento de su palabra. De forma que dejó treinta y nueve marineros en la Española con los aborígenes que se mostraban sumisos al comienzo (posteriormente practicarían el canibalismo con los propios españoles) y zarpó rumbo a España. La vuelta fue una tortura desatándose multitud de tormentas que hicieron temer a Colón por su vida pero sobre todo por no dar a conocer su hazaña, tal fue el miedo que depositó en un barril una nota sobre las tierras descubiertas con el objetivo que algún día alguien pudiera verlo.

Lo cierto es que Colón llegó a Lisboa y posteriormente a Palos el 14 de marzo de 1493, La gran hazaña se había cumplido y Colón podía escribir largo a sus principales protectores y en particular a los Reyes.

Después llegaron las negociaciones con el Papa, Alejandro VI y sus concesiones en forma de derechos hacia Castilla para conquistar y evangelizar el nuevo mundo. El Pontificado no podía desaprovechar dos acciones que concernían a su alto ministerio: la atención a la evangelización de las Islas prodigiosas descubiertas en el Océano y la recuperación del vetusto concepto de autoridad universal del Papado mediante la atribución de soberanía a los descubridores. Esto se transformó en una serie de bulas que concedieron pleno derecho hacia Castilla.

Otra de las consecuencias del descubrimiento es la iniciación de todo un proceso diplomático entre Castilla y Portugal. Fue entonces cuando se firmó el tratado de Tordesillas donde se procedía el reparto del mundo, en él se aseguró Castilla el dominio de América, mientras que Asía quedaba en manos portuguesas. Como curiosidad los portugueses se aseguraron de mantener Brasil, que aún no había sido ni descubierta ¿Sabían los portugueses la existencia de Brasil? Es una de esas preguntas que la historiografía actual aún debate y que nosotros aquí no hayamos respuesta.


Colón puso el pié en América dos veces más, aunque su empresa fue perdiendo éxito debido a las ansias de control de Colón y a mantener un señorío con el objetivo de ennoblecerse. En el tercero de los viajes puso pie en Sudamérica. Al final acabó muriendo en la pobreza y con todos sus títulos arrebatados por Fernando el Católico que veía peligrar el control real.

lunes, 3 de octubre de 2016

La figura del descubridor.










Octubre es ese mes marcado en rojo en los libros de historia desde que en 1492 Colón alcanzase un nuevo territorio para el mundo. El hecho del descubrimiento ha sido analizado y estudiado en todos los programas de enseñanza, unos más entusiastas con el hecho y otros más conservadores, convirtiéndose en un fenómeno conocido por nuestra sociedad  en su forma mayoritaria. La Pinta,la Niña y la Santa María están presentes en todas las enciclopedias y sus nombres se repiten una tras otra como si fuera un abecedario. Lo que ha quedado al margen es la imagen de todos esos hombres que se lanzaron a la mar y sobre todo se ha desdibujado las razones que llevaron a todo este proceso. La historiografía ha debatido durante las últimas décadas sobre la moralidad de los hechos y ha dejado al margen el propio análisis científico que requiere todo proceso. Es hora de ahondar en ello, sin complejo ni restricciones.

Hablamos de descubrimiento porque fueron los europeos quienes se acercaron, se interesaron y ejecutaron todo lo que fuera necesario para encontrar nuevas tierras. No fue un contacto, fue un descubrimiento, porque los pueblos aborígenes no estuvieron unidos entre ellos y sobre todo nunca se interesaron por mantener relaciones con las poblaciones alejadas a ellos mismos. Vivían su propia realidad.

Nos situamos a finales del S. XV, en el  comienzo de la Edad Moderna. El Mercantilismo es el dogma económico imperante de la época y con él la idea de que la riqueza se encuentra en los metales, más concretamente en el oro y la plata. La Monarquía Hispánica consumó todo el proceso de la Reconquista con la entrega de Granada por parte de Boabdil, aunque Europa seguía amenazada y atenazada por el Islam que había estado a punto de entrar a Viena y por otra parte en esta época se desarrolla el humanismo, el hombre se pone en el centro del mundo. Se apuesta por el individualismo.

Una vez situado al lector sobre estos puntos cardinales, es necesario remarcarle la importancia que tendrá sobre ellos todo el proceso que aquí contaremos y que servirán de punto de referencia para entender todo el proceso.


A finales del Siglo XV los europeos están aislados en su península pero esto comienza a cambiar desde los inicios del S. XVI y empiezan a proyectarse sobre los océanos, primeramente fueron Portugal y Castilla, los que se situaban en la parte más occidental de Europa, a las que se añadieron posteriormente el resto de potencias de la época.  El siglo XVI fue el siglo de los descubrimientos y  será la centuria a la que prestaremos más atención. 

Los descubrimientos de los europeos obedecen a una serie de impulsos. El primero de ellos está referido al cristianismo, por lo tanto es un condicionante religioso. Los reinos cristianos de Castilla y Portugal tenían la intención de acabar con el Islam y llevar a cabo su cruzada, sobre todo tras la toma de Bizancio por parte de los turcos, lo que supuso un verdadero trauma para los europeos y por ello los europeos  tuvieron la intención de rodear al Islam por su parte trasera y combatirlo, lo que les invitaba a explorar nuevas tierras que  aparecían en los diarios de Marco Polo. Otro impulso de los europeos fue la cuestión económica. Europa en el S. XV está hambrienta de metales, con el mercantilismo se cambia el truque por el intercambio de bienes por dinero, o lo que es lo mismo monedas realizadas en oro y plata. La necesidad de oro obliga a los europeos a salir al exterior, sobre todo con la idea que había en la época de que en Asia se encontraban grandes tesoros.


Los europeos tenían ansias de descubrir.  Países como China contaban con la tecnología suficiente para hacer grandes travesías en la mar, sin embargo se encerraron su propia idea y en reforzar sus límites geográficos. Los europeos pudieron diseñar navios para ir y volver, contaban con el conocimiento necesario para orientarse y construían navíos de quilla que eran los más precisos para hacer grandes rutas. Una vez iniciadas las empresas de descubrimientos es necesario poner el enfoque hacia los hombres de la época, en analizar todo en lo que creían y en intentar razonar porque se lanzaron a estas aventuras tan peligrosas donde era relativamente fácil morir por algún tipo de enfermedad.

Los descubridores eran hombres atados a sus propios conocimientos con una presencia muy fuerte de la mitología y en la creencia en otros mundos, consideraban la existencia de tierras con gigantes o mares que expulsaban vapor e incluso de las sirenas . Son hombres con un anhelo de conocimiento, quieren conocer su propio cuerpo y a toda la naturaleza que le rodea. Es una época en la que se teoriza sobre la Tierra, recuperando la Geografía de Ptolomeo y en la que se intenta conocer de forma fehaciente que la Tierra es redonda y que será la obra de referencia para Colón, por ello cree que ha llegado a Cipango (Japón) y no consideró la existencia de un nuevo territorio. Son hombres que creen en el providencialismo, es decir que existe una fuerza superior quemaneja los avatares de todas sus aventuras. Son hombres en las que está presente la idea de Reconquista. Tras haber culminado la conquista de Granada, las ordenes militares tendrán el anhelo de seguir combatiendo al Islam y lo querrán hacer primero en África pero teniendo su mente principalmente en Asia.  Es la propagación de la fe católica contra el infiel. Pero sobre todo el hombre que se introducía dentro de una calavera era un defensor de la honra, valor inquebrantable en la España moderna y que elevaría en forma de legado todas sus buenas actuaciones.


Los viajes eran realmente complicados, donde la escasez de alimento se hacía de notar, las inmensas olas, en ocasiones tsunamis, destrozaban los barcos y  en el que las epidemias se extendían de forma sagaz por toda la tripulación. Eran hombres con una vida muy complicada.


Portugal comenzó el proceso con la conquista y colonización de las Islas Azores y Madeira y Castilla rivalizó fuertemente con ellos, mientras que Portugal se centró en África, los españoles alcanzaron en 1492 lo que hoy conocemos como América y que también es conocido como Las Indias, porque el  primero de los tres viajes de Colón tuvo como objetivo llegar hasta Japón y cumplir con toda esa serie de pesquisas anteriormente citadas. Colón pensaba que estaba en tierras cercanas a Mongolia cuando arribó en México e incluso mandó una embajada para buscar la corte del Gran Khan para el establecimiento de lazos comerciales. Con el paso del tiempo  se sucedieron los descubrimientos hasta llegar en el tercer viaje de Colón a Sudamérica y se iniciaron las exploraciones hacia el sur de lo que hoy conocemos como Estados Unidos, que fue dominio español.

Después se sucedieron las conquistas y con ellas el estudio actual de todos estos procesos que son imposibles de entender sino se tienen en cuenta cómo vivían, en que creían y quienes eran todos estos hombres.  Y como siempre a modo de reflexión es necesario evitar el juicio moral sobre estos u otros actos por la inconsecuencia con su periodo histórico. Los descubridores fueron hombres afanosos, valientes y sobre todo honrados porque defendían aquello que consideraban justo, la justicia de Dios que se llamaba en aquellos tiempos. 





jueves, 8 de septiembre de 2016

Vida, costumbres y valores de los Tercios Españoles. #VuelveImperioEspañol





En este artículo vamos a tratar los asuntos más cercanos de la vida de los soldados de los Tercios de Flandes, aquellos que pusieron en jaque a toda Europa durante más de un siglo y medio y para introducir sus formas de vida y conciencia que mejor manera de hacerlo que con la frase de don Sancho de Londoño: “Son españoles que aman más la honra que la vida, y temen menos la muerte que la infamia. Tienen de suyo voluntad a las armas, destreza y habilidad en ellas. Están en los peligros tan en sí, como fuera de ellos, de manera, que en sabiendo obedecer, guardar orden y lugar sabrán cuanto es necesario para ser invencibles en tierra y mar” Las ordenanzas que escribió en su tratado don Sancho de Londoño, maestre de campo del duque de Alba, nos servirán de fiel guía de las normas que regían la vida y la lucha de los soldados de los tercios españoles.

El primer punto a aclarar es el hecho de que el soldado del tercio era un soldado profesional. Cobraba un salario por sus servicios. Este sueldo no varió en cantidad nominal desde finales del siglo XV a finales del XVI pero, sin embargo, existió una bajada real en cuanto a poder adquisitivo. De manera más excepcional aparecían voluntarios que eran en su mayoría de sangre noble y costeaban sus propios gastos de guerra. La paga del soldado corriente era a todas luces escasa, recibida siempre con retraso y, en muchos casos insuficiente para la simple subsistencia.


Con su sueldo debía el soldado procurarse el alimento. Según las antiguas ordenanzas del Gran Capitán el soldado debía estar capacitado para hacer su propio pan a partir del grano o de la harina. En cuanto a las distribución de su salario hay que señalar que los soldados en raras ocasiones tuvieron que pagarse el alojamiento. Por lo general, se les aseguraba un lecho. En caso de alojarse en una población, los soldados  eran distribuidos en casas particulares lo cual dejaba en gran parte al azar la calidad de la estancia.

En cuanto a la vestimenta, el orgulloso soldado del tercio gustaba de engalanarse cuando su situación económica se lo permitía. Por lo mismo, la uniformidad de la ropa que alistarse se les proporcionaba quedaba rápidamente sustituida generando un ejército multicolor donde algunos soldados rivalizaban en la calidad de su vestimenta con sus capitanes. De igual manera se procuraba el soldado el armamento lo más a su gusto posible, siempre conforme a su capacidad económica y a la lógica del puesto que desempeñaba.


(Lámina sobre los entrenamientos de los soldados de los Tercios. La disciplina era un elemento primordial)

Si bajo era el salario, más preocupante eran los frecuentes retrasos en las pagas que a menudo superaban los 36 meses. Al recibir, finalmente sus pagas, los soldados veían como les eran descontados los innumerables adelantos recibidos para poder subsistir, así como los gastos hospitalarios, en armas, ropa, deudas de juego, etc… El resultado era obvio, la principal fuente de sustento la constituía el botín de guerra que se hallaba reglamentado en Europa desde época tan antigua que las normas que lo regulaban habían pasado ya a la sabiduría popular en forma de versos:

“…La riqueza de dentro de la muralla,
ganada por asalto y batería,
puede cualquier soldado saquealla,
dando  pero al supremo que es la guía…”

El ansiado botín estaba prohibido a las tropas cuando una ciudad pactaba su rendición de forma previa a que los sitiadores hubieran dispuesto las baterías.

La gran mayoría de los españoles que acudieron a los tercios nunca regresaron, los pocos que lo hicieron volvían pobres en su mayoría y así queda reflejado en las crónicas de la época.  Elemento muy bien reflejado por Arturo Pérez  Reverte en su serie de novelas protagonizadas por Diego Alatriste.

Entonces, ¿cuáles eran las razones que impulsaban a los españoles de aquella época a alistarse a los tercios?
La honra:

Varios eran los ideales que subyacían en el espíritu del heterogéneo soldado español de la época que le hacían capaz de pelear con singular fiereza. Se pueden resumir en tres: Dios y la Iglesia Romana, el Rey y la Nación y, por último la espada y el honor.

El honor o su expresión personalizada, la honra, son extremadamente difíciles de definir y, en general, es más fácil identificar su falta que describir su presencia. A pesar de ello la búsqueda del incremento en la honra ha sido durante siglos  el aliciente más importante que impulsaba a los soldados a alistarse a los tercios.

De esta forma, los soldados luchaban como uno solo por la honra del rey de la nación pero rivalizaban ent sí por perseguir mayor honra para su tercio en particular, para su compañía o para si mismos, con el objetivo de escalar socialmente en una España que mantenía como virtudes los méritos militares y una intachable honra. Todo ello se traducía en el campo de batalla en un mayor empuje para conseguir la victoria.

Es necesario especificar que parte de la honra del ejército descansaba en un trato correcto con los civiles de las  tierras dominadas. Pese a que los grabadores flamencos se han desvivido en mostrar escenas en las que soldados españoles mataban niños, viejos o violaban mujeres; estos hechos eran perseguidos con especial severidad por los mandos del ejército así como por los mismos soldados que los presenciaban pues su honra quedaba también maltecha. Se cuidaba tanto de que no hubiera violaciones a mujeres que para evitar las tentaciones regulaba el número de prostitutas que debían acompañar a los tercios.


La disciplina:

(instrumentos utilizados por los Tercios en Flandes)


La disciplina de los soldados españoles de la época, junto con su desmedido arrojo, fue sin duda el factor más influyente en la fama que cobraron nuestros ejércitos de invencibles. Hay que llamar la atención, por lo singular, y como ejemplo de lo férrea de esa disciplina el severo  control que sobre la ruptura del silencio se hacía en las tropas españoles, tanto en marcha como en ataque:

“… Otrosí, que ningún soldado grite ni hable en el orden y escuadrón más de lo inexcusable, y que en tales lugares es lícito, so pena de ser sacado de la hilera vergonzosamente, y si fuere incorregible, privado del sueldo, y desterrado como infame, por violados de la modestia…”

El resultado de esta curiosa y severa normativa era un ejército que atacaba, vencía y comenzaba degollina en un profundo silencio. El efecto sobre el enemigo debía ser aterrador.
   



miércoles, 7 de septiembre de 2016

#VuelveImperioEspañol. Blas de Lezo: Un hombre de leyenda inmortal



Blas de Lezo inicia una serie de artículos en este blog con los que se pretende dar a conocer a los personajes, historias y momentos más importantes del Imperio  Español. Sin divisiones cronológicas analizaremos de forma particular cada elemento.  El objetivo es dar una mayor visión a la campaña #VulveImperioEspañol.

Blas de Lezo es un nombre particular en la historia de España, algunos los recordaran de lejanía en aquellos libros de historia, con olor a nuevo  del Instituto, y otros muchos formarán parte de su conocimiento e incluso habrán ayudado a la difusión de sus ideas y hechos que llevaron a poner una estatua en su honor en Madrid, hace tan solo dos años.

El nombre del almirante vasco, Blas de Lezo  es uno de esos hombres que fueron olvidados del S XV, junto a D. Juan de Austria, Hernando Soto y Alvaréz de Toledo, que cambiaron España y el mundo.  Blas de Lezo era descendiente de una familia hidalga, que se incorpora a la guardia marina con 14 o 15 años y que pronto demuestra su valía de liderazgo al igual que su inteligencia. Durante la Guerra de Sucesión española es mutilado, de ahí le vino mote de “medio hombre” ya que había perdido un ojo, una pierna y quedó con el brazo inmovilizado.

Una vez finalizada la Guerra de Sucesión, Lezo se destacó  por su servicio a España. Una de  sus misiones más destacadas fue la que realizó en 1720 a bordo del galeón “Lanfranco”. Se le integró en una escuadra hispano – francesa al mando de Bartolomé de Urdazi con el cometido de acabar  con los corsarios y piratas de los llamados  Mares del Sur, en Perú. Las primeras operaciones fueron contra el corsario inglés John Clipperton, que huyó a Asia donde fue arrestado y ejecutado. Por estas hazañas Lezo fue ascendido a  teniente general en 1734. Sin embargo la misión más importante de su vida llegaría cuando fue enviado a Cartagena de Indias (Colombia) como comandante general.

Cartagena de Indias era el centro de comercio americano y donde confluían  las riquezas de las colonias españolas, por lo que Blas de Lezo tenía la misión de defender la plaza frente a todos los interesados en la zona, en especial los ingleses que se mostraban ansiosos  de conqusitar el territorio.  Los británicos, en búsqueda del enfrentamiento con España aprovecharon una afrenta  contra su Imperio.
El pretexto fue el asalto a un buque británico (¿No les recuerda algo a la Guerra de Cuba?). En este contexto, en 1738, compareció  Robert Jenkins ante la cámara de los Comunes, un contrabandista británico cuyo barco, el Rebecca, había sido apresado en abril de 1731 por un guarda costas español, que le confiscó su carga. Los sucesos adquirieron tintes de deshonra nacional. La excusa perfecta había llegado y se declaró la guerra a España.



Los preparativos dieron comienzo y los ingleses crearon la mayor flota de barcos de la historia, hasta ese momento y solo superada en la actualidad por el desembarco de Normandia. Al frente estaba el almirante  Edward Vernon. Por el contrario Blas de Lezo no disponía de un gran número de soldados ni barcos para defender la ciudad. La proporción era 1 español por cada diez ingleses. El punto a favor del almirante Lezo era la orografía del terreno y es que a Cartagena de Indias solo se podía entrar mediante dos estrechos accesos, conocidos como “bocachica” y “bocagrande”.

Lezo se preparó para la defensa, situó varios de sus buques en las  dos entradas de la bahía y dio órdenes de que, en el caso de que se vieran superados, fueran hundidos para que no fueran apresados y para que sus  restos impidieran la entrada inglesa.
El 13 de marzo de 1741 apareció la mayor flota de guerra jamás vista hasta el desembarco de Normandia. Para el día 15 toda la armada enemiga se había desplegado en plan de cerco. La batalla comenzó en el mar. Tras comprobar que no podían acceder a la bahía, los ingleses comenzaron un bombardeo incesante contra los fuertes del puerto.

Tras acabar con varias baterías de cañones, Vernon se dispuso a desembarcar alguno de sus hombres, que lograron tomar posición en tierra. El comandante ingles se dispuso a cañonear  la fortaleza de San Luis, situada en Bocachica y cuya acción duró más de dieciséis  días lo que provocó que los españoles tuvieron que abandonar en los días sucesivos los fuertes de San José y Santa Cruz. Ante la dificultad de la situación, Blas de Lezo tomó una complicada decisión, decidió incendiar sus propios buques para obstruir el canal navegable de Bocachica y, a su vez, se decidió hundir los navíos de Bocagrande. Aunque este último caso no tuvo éxito ya que los ingleses aprovecharon el casco de una de las naves para desembarcar.

Los ingleses habían conseguido  acabar con varias fortalezas y asentarse en las bahías  de Cartagena de Indias tras pasar los obstáculos puestos por los españoles. Sin duda, Inglaterra veía cerca la victoria, hasta tal punto llegó la idea que Vernon entró triunfante en la bahía con su buque Almirante con las banderas desplegadas en señal de la victoria en la batalla. Además envió un emisario a Inglaterra para anunciar la buena nueva- La noticia fue recibida con grandes festines e incluso se acuño una moneda en conmemoración de tal hecho. En las monedas se podía leer “ El orgullo español humillado por Vernon”.


Los ingleses dispuestos a dar el toque final a los españoles decidieron atacar el castillo de San Vicente donde resistían seiscientos hombres españoles, el primer asalto a la fortaleza ya restó 1.500 vidas a los ingleses. Vernon   comenzó a mostrarse nervioso y mandó una nueva embestida a la plaza española. En la noche del 19 de abril los ingleses se organizaron para atacar el castillo de San Felipe, lo harían mediante escaleras para llegar a la cima del castillo. Pero Blas de Lezo se mostró mucho más inteligente, mandó cavar un foso y con ello evitó que las escaleras alcanzasen la parte alta de las murallas del castillo. Este fue el motivo por el que los ingleses engrosaron su lista de bajas y cambió el curso de la batalla.

Al día siguiente y gracias al golpe psicológico del día anterior, los seiscientos soldados españoles se decidieron a salir del castillo y embestir contra los ingleses. Al frente estaba el propio Blas de Lezo, que sujetaba el arma con un solo brazo. La lucha se determinó a favor de los españoles que obligaron a la retirada a los ingleses. Vernon trató, en los meses siguientes, bombardear con sus barcos la plaza, algo que no tuvo éxito y al final acabó ordenando la retirada de las tropas. Los ingleses sufrieron más de  5.000 bajas.

España había conseguido defender la plaza ante la mayor armada de la época, hecho que se consagró gracias al buen sentido geográfico de Blas de Lezo y su experiencia militar.

Ahora dos recomendaciones, por un lado un poquito de humor con un vídeo explicativo a toda leche y por otro el podcast de Memorias de un Tambor, pieza fundamental en la explicación de su figura:






Campaña #VuelveImperioEspañol

Llegados a este punto creo que no es necesario convencer absolutamente a nadie de porque defender la Historia de España. Estamos en un tiempo en el que recorrer e informar sobre la historia de nuestro país resulta ser un delito ideológico para algunos, que incluso alimentan cada día la leyenda negra creada por Guillermo de Orange en tiempos de Felipe II. Por ello ha surgido la idea de la campaña #VuelveImperioEspañol.

La campaña #VuelveImperioEspañol tiene como principal objetivo la defensa de la Historia de España con toda su integridad y con la intención de recopilar artículos, datos e imágenes que puedan informar sobre todo nuestro pasado. Por supuesto, está centrada en el Imperio Español, aquello que comenzó en 1492 con el Descubrimiento de América y acabó ya a finales del S XIX con la pérdida catastrófica de Cuba y Filipinas.

Desde aquí se hace un llamamiento a todos los historiadores, fans de la historia y todos los ciudadanos que así lo consideren oportuno a unirse a la campaña para lograr que #VuelveImperioEspañol  se convierta en Tendencia en Twitter el próximo 12 de octubre  y que se genere todo un sistema de información, debate y opinión sobre lo que un día fuimos.

Creemos en todos esos hombres que lucharon por defender lo que ellos creían justo, creemos que es justo honrar su memoria para que jamás caigan en el olvido y sobre todo defendemos la Historia como ciencia que nos permite conocer nuestro pasado.
Por Blas de Lezo, el Duque de Alba, el pueblo español de la Guerra  de Independencia, la victoria en Lepanto, Cervantes y su Quijote, Flandes, Velázquez y la Rendición de Breda y por todos esos hombres y mujeres anónimos  que dijeron sí ser libres, sí a ser españoles.

Desde este blog se comenzará una serie de artículos que van a tratar sobre los asuntos más importantes relacionados con el Imperio, información, entrevistas y curiosidades.

Comparte el cartel en las redes sociales, difunde este mensaje y crea tus propios textos para hacer más fuerte nuestro objetivo. 


lunes, 5 de septiembre de 2016

¿Qué es España? ¿Quiénes son los españoles?




La historia debe estudiar los problemas y no ser la defensa de una causa. Con esta premisa inicio un artículo que de primeras resulta complicado de procesar y justificar. Los historiadores encontramos en los nacionalismos un punto de inflexión en el estudio del pasado, puedo afirmar sin miedo a equivocarme que es la única asignatura que enlaza un mundo anterior con la actualidad y que resulta ser manipulada por unos u otros. Reconozco que el estudio de la conciencia de las gentes del pasado ha sido uno de mis asuntos preferidos,  aunque cabe señalar lo complicado del asunto, porque acercarse a una realidad, a veces, no escrita lleva a unos y a otros a modificarla por lo que obtener un resultado objetivo es realmente difícil.



Así pues con este escrito, del que voy a tratar que sea los más breve e intenso posible, nos acercaremos a lo que es España y los españoles.  Un asunto que está presente de forma secundaria en aquello que se ha venido llamar el debate de los regionalismos catalán y vasco, pero que es necesario de destacar para comprender y sobre todo sobrepasar a quienes mienten sobre la Historia, nuestra historia.

Es cierto, estoy de acuerdo en el análisis historiográfico, de principios de los noventa,  en aquello  de que la identidad nacional ha sido un elemento que ha variado en las conciencias de las gentes, sin embargo resulta implacable la realidad nacional que se ha mantenido con el tiempo y es eso lo que vamos a analizar.

Nos remontamos a la conquista romana de la Península Ibérica. Lo que hoy conocemos  como España estaba formada por diversas tribus y sus habitantes no entendían una realidad política, cultural  y social más allá de sus propios límites geográficos. Los romanos, sin embargo, entendían como una realidad común a los habitantes de la Península Ibérica, ellos les llamaban hispanii, lo que se tradujo, tras la conquista del mundo romano, en una organización política común y que derivaría en Hispania y sus provincias romanas.

Es cierto, con la dominación romana no hubo un sentimiento de nación ni nada que se le pareciera, pero sí que los habitantes eran distinguidos como tal  y eran habitantes de una de las divisiones que acometió Diocleciano del Imperio Romano. Y llegaron a la Península se fuerza los visigodos, pueblo  del norte de Europa y cuyos reyes nos hicieron recitar en la escuela a muchos de los españoles. Resulta clarividente que los reyes visigodos tenían una conciencia de unidad del territorio desde la época en que Leovigildo creó la rex Hispania con la que se pretendía la unificación étnica entre romanos y visigodos  y con Recaredo se produce la conversión al cristianismo, aspecto fundamental de los siglos siguientes.

Y llegamos al año 711 con la invasión musulmana de la Península Ibérica, a la que conocían como una identidad unitaria llamada Al – Andalus. Los musulmanes controlaban casi toda la Hispania Romana. Es en éste momento en el que entran en escena todos aquellos cristianos que habían conservado su religión en el Norte y que eran descendientes de aquella conversión cristiana de Recaredo.  Los cristianos se consideraban herederos del reino de los visigodos y comienzan el proceso de Reconquista (término que ya aparece en textos del Siglo IX), por la obtención del territorio perdido. Aquí, sin duda alguna, nace el sentimiento de España como entidad social y cultural que ha llegado hasta nuestros días. Los reinos cristianos que surgieron eran solidarios entre ellos, se consideraban hermanos y compartían la idea de reconstruir la idea política perdida. Por tanto los españoles  nacen con la conciencia de no ser moros, de rechazar al Islam y de considerarse solidarios de la Cristiandad Occidental.


Las coronas de Aragón, Castilla, Navarra y Portugal son las que perduraron en el tiempo y las que, a pesar de las diferencias, no dudaron en unirse en situaciones concretas, como por ejemplo en la batalla de las Navas de Tolosa que ya analizamos en este mismo blog.

Y llegamos a 1469, año del matrimonio entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón lo que llevó a la formación del Estado Moderno y a la unión de los reinos, por tanto a dar la entidad política a todo ese cúmulo de ideas y sentimientos compartidos. España se hizo realidad con la culminación de la Reconquista en 1492, se acabó por cumplir el deseo de unidad territorial de la Península a la que se sumaba una administración compartida. Ese mismo año, 1492 supuso lo que sería el comienzo del Imperio Español con la llegada a América, lo que conllevó la dificultad de hacer un sentimiento común e igual a uno y otro lado del charco.

España era una realidad cultural, social, lingüística y política que con la llegada al trono de Carlos I se enfrentó a la idea de ser gobernada por alguien quien no conocía la tierra y al que le costó aceptar la necesidad de conectar con los españoles. Con el reinado de Carlos I llegó la incorporación de los reinos que heredó de su abuelo Maximiliano. España era una realidad cambiante que afectaba a un mayor territorio  y los españoles mantenían en vigor los valores de la honra, la cristiandad y el patriotismo que llevó a los soldados de los tercios españoles a engrandecer la historia de nuestro país. Llegaron las victorias en Lepanto, Empel o Pavia. España era un Imperio, una nación que dominaba el mundo. Y también llegaron las derrotas, la perdida de nuestras posesiones fuera de la Península.

Llegamos a 1808, España es invadida por la Francia Napoleónica que bajo la idea de la ilustración trató de imponer la guillotina a unos reyes, españoles, incapaces desde hacía mucho tiempo. Los españoles, exaltaron la idea de pertenencia y lucharon por el mantenimiento de sus formas de vida. El 2 de mayo constituye un ejemplo extraordinario del sentimiento español, fue la defensa de lo propio frente a lo extraño. La idea de más vale malo conocido que bueno por conocer potenciada a su máxima expresión. España dijo no a los franceses y se encaminó al liberalismo de las Constitución de Cádiz de 1812. Es cierto España se había quedado atrás, desde el punto de vista político, respecto al resto de potencias europeas, el fin quedó patente en 1898 con la pérdida de Cuba y Filipinas. La política española estaba rota . El fin del Imperio. España se sumió en la flagelación, en la derrota más dura, en un caos de ideas…




El país ya eran dos ideas. Llegaron. 1931. 1936 y 1975. Unos defendiendo la idea de España como unidad de destino en lo universal y tratando de recuperar la idea del Imperio y otros agarrándose en la idea de un sistema de gobierno capaz de generar cambios y que se alejara de toda tradición, lo suyo era romper..  Y aquí seguimos, en esa disputa absurda por ver quien tiene razón en su idea,  incapaces de generar un movimiento de respaldo a la España, a su forma de ser, a su identidad. 

Por tanto, España es esa idea de mantener viva su esencia en lo universal. El objetivo último y primario de lo que somos. El recordar lo que fuimos y mantener esos valores que nos hicieron ser lo que somos.

domingo, 4 de septiembre de 2016

Los bandoleros en Madrid

El bandolerismo como fenómeno, no se puede reducir a una determinada época histórica, ni ubicarlo en ciertas zonas geográficas, muy al contrario y por norma general va ligado al comienzo de la humanidad.

En España el hecho del pillaje, del hurto y de la rebelión ya es más constatable en la época romana, donde Viriato era calificado como capitán de bandoleros, fue tal el calibre del apodo que tras su muerte fue apellidado como “bandido”. De él continuamos hasta los mofies, que eran almogáraves situados en el sur de la Península dedicados a atacar a los habitantes de las llanuras.
En ocasiones los bandoleros llegaron a desafiar ciudades enteras, como Diego Ordoñez que retó a Zamora y otros como Guinarte, Cadrell y el de Miñón que se atrevieron contra Barcelona, Lérida o Gerona en pleno S. XVI.

Es en esta época cuando se nos traslada a la concepción más clásica del bandolero, en ocasiones cruel y violento y  en otras luchador y activo por las causas más desfavorecidas, incurriendo en lo que los románticos trasladaron a través de las leyendas e historias reales fuera de España, haciendo del bandolero una figura idealizada de mártir de las causas injustas y la opresión social y política.
El rasgo característico del bandolerismo, aquel en el cual se sintetiza todo lo que impone temor y causa alarma, es la complicidad de las clases elevadas y de las personas que ocupan una jerarquía social muy alta, cuando la corrupción llega a este extremo, ningún resorte social es positivo, alzando a ciertos hombres, generalmente de estratos  sociales muy populares, contra las órdenes establecidas, violentando la variación en las diferencias económicas.

Este fenómeno se acentúa en los inicios del S XIX con la invasión francesa de la Península y ante una España que necesitaba cambios e innovaciones urgentes tanto en lo social como en lo político.
Se puede definir el espíritu de los bandoleros, del que con frecuencia hicieron gala de favorecer a los más necesitados, exponiendo una imagen de caritativos y generosos. Lo cierto es que se dedicaban a robar sin piedad a unos, a veces para ceder generosamente el botín a los más necesitados generándose así un sentimiento justiciero con el que se pretendía mejorar las zonas más pobres de la Castilla profunda, pero en la mayoría de las veces actuaban como vulgares ladrones. Lo cierto es que centrándonos en la figura de los bandoleros como justicieros resulta curioso cómo podían actuar de forma vil y a continuación enarbolar la nobleza para favorecer a los más necesitados. Mataban con saña pero defendían la vida de quien recurría a ellos. Vivían enfrentados a la ley pero bajo unos ideales de justicia que se ha venido a llamar poética, pero que al fin de al cabo era su  propia justicia.
Fue en Andalucía donde surgió el fenómeno del bandolerismo. Desde el punto de vista militar, los bandoleros toreros, cantaores de flamenco y en sus comienzos contrabandistas, escogieron la Serranía de Ronda (provincia de Málaga), por la especial configuración geográfica que sus montañas les proporcionaba, como centro de operaciones; haciendo lo mismo con otros lugares como Sierra Morena o Sierra Nevada y demás refugios montañosos de Andalucia, dado que el alto nivel de terratenientes feudales existentes en suelo andaluz hacía de este territorio el caldo de cultivo perfecto para el bandolerismo.

Aún así éste fenómeno no fue exclusivo del Sur sino que también llegó hasta nuestra sierra.  Francisco de Villena, más conocido como “Paco el Sastre”, Pablo Santos, “el bandido de la Pedriza”; y, por supuesto, Fernando Delgado Sanz, el “Tuerto Pirón”, son algunos de los nombres que producían espanto a lo largo de las sendas serranas. Eran hombres desalmados que asaltaban a los incautos viajeros y vivían refugiados en cuevas o en chozas abandonadas por los pastores de la Sierra.
Varios de esos lugares, donde se resguardaban los bandoleros, fueron la Cueva Valiente y El Cancho de los Muertos. Desde  su apertura en el Siglo XVIII, el alto de León se convirtió en paso principal hacia Madrid. Su complicada orografía facilitaba el trabajo de los bandoleros de la zona y era, además, refugio de muchos de ellos entre ellos de Juan Peña, de quien se dice que habitaba en Cueva Valiente. La historia cuenta que esta cavidad tomó su nombre por una derivación de “prueba valiente”: los quintos de la serranía accedían a su interior como prueba de madurez.
Una de las figuras más sobresalientes de la labor “bandolerista” fue Luis Candelas quien ejecutó parte de sus fechorías ante los habitantes de la población madrileña de Las Rozas en la primera mitad del Siglo XIX. Aunque este  salteador actuaba principalmente en Madrid, en ocasiones se trasladaba a la Sierra de Guadarrama para, aprovechando las entonces extensas zonas de fresnos y peñascales, asaltar a carruajes postales. Luis Candelas fue  el bandido madrileño por excelencia de 1.800. Actuaba con ferocidad, pero sin delitos de sangres, aunque se batiera en duelo en diversas ocasiones, una de ellas contra quien luego sería su compinche, Paco el Sastre. Junto a él, Francisco Villena, Mariano Balseiro y Leandro Postigo, entre otros, formó su famosa banda. Por aquel entonces era frecuente encontrarse con ellos en las tabernas de Madrid y, aunque ninguno era serrano de pro, son considerados parte de “Los bandoleros de Guadarrama”.

Existen testimonios que narran cómo uno de los atracos más famosos de Luis Candelas se produjo en el camino de Matas Altas, zona de montes situada entre Las Rozas y Torrelodones, en 1836. Gracias a un chivatazo, Candelas fue conocedor de un “suculento” carromato postal procedente de Valladolid. Mientras esperaba con su banda el carruaje en cuestión, los malhechores no dudaron en atacar a cuantos transitaron el camino aquel día, incluida otra galera proveniente de Salamanca. Según mantiene la leyenda, Candelas habría sustraído durante el golpe una valija diplomática. En este maletín, cuyo supuesto dueño sería el embajador francés en España, Armand Augustín Louis de Caulaincourt, se encontraron papeles comprometedores de nuestro país vecino.
A parte de Luis Candelas existieron en la Sierra hombres dedicados al pillaje. A finales del Siglo XVIII rondaba por la zona la banda de Manuel Rodriguez, apodado “El Rey de los hombres”, que junto a su hombre de confianza “Cabeza Gorda”, actuaba por los alrededores del Puerto de Navacerrada, ocultándose por las zonas del Paular o Siete Picos.

Otro de los más conocidos fue Pablo Santos, que se refugiaba en la Pedriza, por los alrededores de Cancho Centeno y era muy diestro en el robo de diligencias. Entre sus delitos destacan, el asalto al coche de correos que hacía la ruta Madrid – Bayona, conocido como la Mala de Francia, llamado así por un intento de castellanizar  la pronunciación del vocablo inglés “mail”.

Francisco de Villena, apodado Paco “El Sastre” fue otro de esos hombres picarescos que vagaron por la sierra tras fugarse de la cárcel del Saladero de Madrid. Su golpe más sonado fue el secuestro de los hijos del Marqués de Gaviria en 1839. Después se refugió en La Pedriza, e hizo que un pastor de Manzanares llevara una  carta al Marqués pidiendo un rescate de tres mil onzas de oro por la vida de los niños secuestrados. Antes de que se hiciera el pago los bandidos fueron atrapados en los alrededores del canto del Tolmo.

En 1854 uno de los motivos para la creación de la Guardia Civil fueron los actos de pillaje que ejecutaban los bandoleros. Durante el reinado de Isabel II se redactaron los decretos para la creación del organismo en pro de la defensa de los ciudadanos y bajo las premisas de conservar el orden público, la protección de las personas y las propiedades y el auxilio que reclame la ejecución de las leyes. La Guardia Civil consiguió reducir la actividades de robo y delincuencia encarcelando a la gran mayoría de los bandoleros que anteriormente hemos citado y supuso el inicio del fin de esta figura, aunque no fue hasta la primera mitad del Siglo XX cuando encontramos los últimos testimonios de relevancia de bandoleros.


Los bandoleros son una figura representativa de una España a la que alude con relevancia Pérez Reverte, me refiero a esa idea que nace de forma escrita con el “Lazarillo de Tormes” transmitiendo los ideales de la picaresca y la búsqueda de los bienes  por mediación propia ante un Estado obsoleto y una sociedad corrompida. Es por tanto, la figura del bandolero, eje sistemático de la ejecución de actos ilegales para acometer la defensa de los más desprotegidos a modo de justicia. Muchos de los lectores recordaran aquella serie de TVE llamada Curro Jimenez que venía a transmitir esa idea de justiciero divino, que en ocasiones fue  falsa pero que si induce en la idea de una España profunda y venida a menos, con los Borbones en sus momentos  más inestables. 


lunes, 25 de julio de 2016

¡Santiago y cierra, España!

Me dirijo hacia la iglesia de uno de los pueblos que formaban la Castilla del Siglo XVI para reunirme con los amigos de toda la vida y que dentro de  nuestras vacaciones veraniegas aprovechamos para volver a vernos en lo que fue nuestro pueblo de nacimiento y de crianza. De camino hacia el templo religioso advierto que todo sigue como siempre, las gentes sencillas y cercanas que te preguntan “ Hijo mío, ¿tú de quién eres? Pregunta  que acaba dando a otras para conocer qué es lo que te ha dado la vida durante estos años en los que el pueblo ya no se ha convertido en tu residencia. Por supuesto, también siguen como siempre las calles angostas de trazado medieval y ese sol que es capaz de derretir las chanclas tan propias del día que nos acompaña. Y enfilamos ya la cuesta de la iglesia, que acompaña a las del resto del pueblo en lo que podríamos definir un “Tourmalet” de corta distancia. Allí, en mitad de la cuesta con adoquines de color negro azabache, aparece ante mí la cruz de Santiago Apóstol , patrón de mi pueblo y que me llevó a contar su historia antes mis amigos, dentro de uno de esos debates intensos que dar lugar una larga tarde de verano donde nunca faltan los frutos secos y unas cañas bien frías que sirven de homenaje a la tierra del Quijote.


Santiago,  y cierra España, frase que recorre todos los cimientos de la Península Ibérica y que lleva, como siempre, una historia detrás que vamos a contar.

Todo comienza con Santiago el Mayor, discípulo de Jesucristo que según las crónicas viajó por toda la Península Ibérica con el objetivo de difundir el cristianismo, acabó volviendo a Jerusalén donde fue decapitado en el año 44 quedando su cuerpo en manos de sus propios discípulos que decidieron trasladarlo con dirección a lo que hoy conocemos como Galicia. Una vez allí el cuerpo del apostol  fue llevado hasta Santiago de Compostela iniciándose todo un mundo de crónicas y leyendas que convirtieron a Santiago como patrón de España.

La batalla de Clavijo ( La Rioja) será ese suceso que cambie la historia y que marca un antes y un después dentro de la cristiandad y de España. Estamos en el 23 de mayo del 844 d.C. la península Ibérica vive inmersa en el proceso de Reconquista, por la que varios reinos cristianos querían acabar con la dominación musulmana imperante produciéndose la batalla entre “moros” y “cristianos” en Clavijo, enclave estratégico de gran importancia para el reino de Navarra. El bando cristiano se encuentra realmente en una difícil situación con un agotamiento palpable entre las tropas y con una gran cantidad de bajas,  tras las primeras embestidas del ejército musulmán. Es en ese momento en el que, según la leyenda, aparece un hombre  a caballo, despidiendo resplandores y blandiendo una espada de plata, con la que en un abrir y cerrar de ojos decapitó a 70.000 enemigos y cambió el rumbo de la batalla. El hombre desconocido finalmente fue conocido por los allí presentes como el apostol Santiago que recibió, desde entonces, el sobre nombre de Santiago “Matamoros”.
La influencia de este relato fue muy fuerte en los años posteriores, haciendo de Santiago de Compostela un lugar de peregrinación, ya desde el mundo medieval. Además se generó todo un conjunto de leyendas que volvían hacer partícipe al Santo, como  el caso de la batalla de Coimbra, actual Portugal, que se produjo en el año 1064 donde la figura del Apostol ayudó a las tropas de Fernando I de León  y que gracias a su intervención el proceso de Reconquista se convirtió también en una Guerra Santa actuando de forma conjunta todos los reinos cristianos contra un enemigo común, el mundo musulmán en la Península Ibérica.


Con todos estos sucesos, la figura de Santiago el Mayor o “Matamoros” quedó enraizada  dentro de la tradición español y en el año 1630, siendo rey Felipe IV, el Papa Urbano VIII decretó oficialmente que el Apostol Santiago fuera considerado el único patrón de España. Sobre este suceso escribió Francisco de Quevedo, cuyas palabras fueron las siguientes: “ Dios hizo a Santiago, patrón de España, que no existía entonces, para que cuando llegue el día pudiera interceder por ella y volverla otra vez a la vida con su doctrina y con su espada”.


Hay que destacar también la creación de la Orden militar y religiosa de Santiago surgida en León y cuyo principal cometido era proteger a los peregrinos que hacían el Camino de Santiago y hacer retroceder a los musulmanes de la Península Ibérica, habitando sus miembros en poblaciones como Torrelodones y ejerciendo una gran tarea en la repoblación de ciertos territorios . La orden tenía sede en una población conquense, Uclés,  desde donde se repartían las encomiendas que servían para organizar las funciones de la orden. Es necesario recordar al lector que uno de los escritores más importantes de la historia de nuestro país, Francisco Quevedo, fue miembro de la orden convirtiéndose en uno de sus embajadores más importantes.



Ésta es una historia más que configura la sociedad, cultura y el mapa de nuestras localidades y que nos convierte en partícipes de la historia. La historia que nos sirve para entender nuestro pasado y para comprender nuestro presente.

  


miércoles, 20 de julio de 2016

Ésta también es nuestra bandera



El día 25 de julio ha sido la fecha escogida para reivindicar la importancia histórica de España en forma de bandera, concretamente en la insignia nacional utilizada desde 1525, en la batalla de Pavia, hasta 1785.

Una bandera se puede definir como un lienzo, tafetán u otra tela, de forma comúnmente  cuadrada o cuadrilonga, que se asegura por uno de sus lados a un asta y se emplea como insignia o señal. Desde el primer momento en el que el hombre se agrupó en comunidades, sintió la necesidad de elegir algún signo que le diferenciase de las demás sociedades. Este símbolo, que inicialmente cumplía una mera función diferenciadora, pasó rápidamente a estar dotado de un carácter religioso al ser dibujado en él el dios o animal sagrado, bajo cuya protección  se ponía a la tribu, siendo dotado, cada vez más, de una gran carga emocional, materializándose en él los ideales de cada una de las agrupaciones humanas.
Cuando es necesario mostrarlo ante una multitud, el signo se coloca sobre un soporte para poder levantarlo y hacerlo visible. Los emblemas se sujetan a un palo o lanza para que puedan verse mientras el combate ya que, generalmente, indicaba el lugar donde se encontraba el jefe. En un extremo de la lanza se colocaba un soporte del color característico de la tribu, con dibujos alegóricos de  su historia o ideales.


Desde un principio y hasta hace muy poco tiempo, la bandera ha sido un instrumento militar, que se llevaba al combate con una triple finalidad: Por un lado la ceremonial, la cual permite recalcar quien eres, por otro lado tiene una función práctica indicando el lugar donde se encuentra las tropas sirviendo de referencia para realizar las maniobras de combate y por último cumple una función espiritual, porque en la tela se representa aquello que se defiende.

La primera divisa conocida utilizada en el territorio que hoy constituye España fue el penacho de color rojo con que los iberos adornaban el casco de bronce que les cubría. Y desde entonces, el color rojo va a ser el color nacional durante toda nuestra historia. En la Edad Media, probablemente como consecuencia de las Cruzadas los reyes y los nobles  comenzaron a usar diversos tipos de banderas  como distintivo propio o de o de las tropas que reclutaban para su servicio. La primera ordenación de banderas llegaría de la mano del Rey castellano Alfonso X “El Sabio” debido a la proliferación y la falta de unidad de criterio al utilizarlas y que tuvo una trayectoria distinta en los diferentes reinos cristianos hasta la unión de Castilla y Aragón y el posterior establecimiento de la bandera con el aspa de Borgoña.

La bandera con el aspa de Borgoña es una de las piezas más importantes en la historia de la bandera de España. Tras el matrimonio de Doña Juana, hija de los Reyes Católicos, con el Archiduque de Austria don Felipe “El Hermoso” se introdujo en las banderas españolas una pieza que había sido utilizada por algunas milicias del norte de España, que se convertiría más tarde en el símbolo hispano por antonomasia, pasando a tomar  carácter secundario el color del paño donde será bordada: nos referimos a la “Cruz de San Andrés” o también conocida como “Aspa de Borgoña”.

Este  era el símbolo del Archiduque, ya que Borgoña estaba bajo el patronazgo de San Andrés, y lo traía bordado en sus banderas cuando vino a encontrarse con el rey de Aragón y regente de Castilla don Fernando en el Remensal, Burgos. Se incorporó como divisa en los uniformes de los Arqueros de Borgoña y más tarde de todo el ejército, pintando sobre los vestidos para distinguirse en los combates y posteriormente pasó a las banderas que, hasta nuestros días, llevan los soldados de España. Pero fueron sobre todo los soldados de los tercios españoles quienes más elevaron la bandera con la Cruz de Borgoña, conquistando “Las Indias”, manteniendo el cristianismo en Flandes de arriba abajo y poniendo en jaque a toda Europa con una potencia militar inusitada.

Este movimiento histórico recobra una mayor fuerza en nuestros días gracias a la labor realizada por la asociación, sin ánimo de lucro, amigos del Camino Español quienes iniciaron una campaña para que todos los 25 de julio se conviertan en un homenaje y reivindicación de la bandera con el Aspa de Borgoña como principal protagonista.

El Camino Español trabaja para recuperar la ruta que unía Milán y Bruselas durante el Siglo XVI y XVII y que abrieron a los Tercios Españoles para mantener comunicadas las posesiones de la Monarquía Hispánica desde la Península Itálica (Nápoles, Estado de Presidios y Milanesado) con el Franco-Condado y, principalmente, los Países Bajos.

Una ruta que se reparte en varias vías que atraviesa en la actualidad hasta ocho Estados europeos (Italia, Francia, Suiza, Austria, Alemania, Luxemburgo, Holanda y Bélgica) y por la que se puede recorrer el corazón de Europa, apreciando las numerosas huellas de la época española. La llamada a la acción permite apreciar el legado positivo que ha quedado en Europa después de aquellos dos siglos de Monarquía Hispánica. Otra de las iniciativas de la asociación El Camino Español es la creación de un observatorio sobre la Leyenda Negra con la que se pretende acabar con todo tipo de injurias que se han venido vertiendo sobre España desde los tiempos de Guillermo de Orange y con la que se pretende deslegitimar toda la historia del país.

Con todo este caldo de cultivo surge la iniciativa “Ésta también es mi bandera” que tiene como protagonista a las redes sociales y con la que se con la que buscan la complicidad de aquellos que gustan de la Historia de España para poner en valor unos siglos que fueron de Oro en muchos más aspectos que en el cultural. La red social Twitter se llena de imágenes con banderas colgadas de balcones, pines conmemorativos en camisas y camisetas con el diseño de la cruz de color rojo.

El día elegido como conmemoración del pasado glorioso de España no es una casualidad, y es que el 25  de julio es el día de Santiago “El Mayor”, patrón de España y un símbolo inequívoco de la formación del Estado Moderno, agente espiritual durante la Reconquista, el apóstol Santiago figuró en las mentes de los reinos cristianos desde la batalla de Clavijo en el 844. Y a partir de ahí la frase de “Santiago y cierra, España”, que viene a significar en el lenguaje militar algo así como la preparación de las tropas para defender a España, pasó a ser un referente para todos los reinos cristianos en el ataque a los musulmanes.

La iniciativa de “Ésta también es mi bandera” sirve para poner en práctica todo un lenguaje que durante años se ha ido consolidando a favor del pasado histórico de España que aún sigue siendo golpeado con demencia por parte de toda una literatura que lleva gestada desde el mismo Siglo XVI y que tiene como objetivo despreciar a los acontecimientos más importantes del Imperio Español para consolidar unos propios intereses que llevan a la desafección de España sobre su historia.

En esta tarea, resulta evidente la importancia de la asociación, sin ánimo de lucro, amigos  del Camino Español que durante años ha promulgado la defensa de la huella histórica de los tercios españoles pero que también lo ha ejecutado de forma práctica realizando el camino, la mayoría de las veces. E incluso cabe señalar que este año serán cuatro las personas que viajen y realicen el camino por el centro de Europa.

Cada vez son más las voces que reniegan de no luchar por un pasado histórico que, a pesar de su distancia, sigue conformando nuestras tradiciones, nuestra cultura y sobre todo nuestra forma de ser. Aún queda un largo trabajo para poner la historia en el primer plano de la noticia pero agárrense porque viene todo un grupo de gentes dispuestas a cambiar esto. Por nuestra historia, por lo que somos.