miércoles, 7 de septiembre de 2016

#VuelveImperioEspañol. Blas de Lezo: Un hombre de leyenda inmortal



Blas de Lezo inicia una serie de artículos en este blog con los que se pretende dar a conocer a los personajes, historias y momentos más importantes del Imperio  Español. Sin divisiones cronológicas analizaremos de forma particular cada elemento.  El objetivo es dar una mayor visión a la campaña #VulveImperioEspañol.

Blas de Lezo es un nombre particular en la historia de España, algunos los recordaran de lejanía en aquellos libros de historia, con olor a nuevo  del Instituto, y otros muchos formarán parte de su conocimiento e incluso habrán ayudado a la difusión de sus ideas y hechos que llevaron a poner una estatua en su honor en Madrid, hace tan solo dos años.

El nombre del almirante vasco, Blas de Lezo  es uno de esos hombres que fueron olvidados del S XV, junto a D. Juan de Austria, Hernando Soto y Alvaréz de Toledo, que cambiaron España y el mundo.  Blas de Lezo era descendiente de una familia hidalga, que se incorpora a la guardia marina con 14 o 15 años y que pronto demuestra su valía de liderazgo al igual que su inteligencia. Durante la Guerra de Sucesión española es mutilado, de ahí le vino mote de “medio hombre” ya que había perdido un ojo, una pierna y quedó con el brazo inmovilizado.

Una vez finalizada la Guerra de Sucesión, Lezo se destacó  por su servicio a España. Una de  sus misiones más destacadas fue la que realizó en 1720 a bordo del galeón “Lanfranco”. Se le integró en una escuadra hispano – francesa al mando de Bartolomé de Urdazi con el cometido de acabar  con los corsarios y piratas de los llamados  Mares del Sur, en Perú. Las primeras operaciones fueron contra el corsario inglés John Clipperton, que huyó a Asia donde fue arrestado y ejecutado. Por estas hazañas Lezo fue ascendido a  teniente general en 1734. Sin embargo la misión más importante de su vida llegaría cuando fue enviado a Cartagena de Indias (Colombia) como comandante general.

Cartagena de Indias era el centro de comercio americano y donde confluían  las riquezas de las colonias españolas, por lo que Blas de Lezo tenía la misión de defender la plaza frente a todos los interesados en la zona, en especial los ingleses que se mostraban ansiosos  de conqusitar el territorio.  Los británicos, en búsqueda del enfrentamiento con España aprovecharon una afrenta  contra su Imperio.
El pretexto fue el asalto a un buque británico (¿No les recuerda algo a la Guerra de Cuba?). En este contexto, en 1738, compareció  Robert Jenkins ante la cámara de los Comunes, un contrabandista británico cuyo barco, el Rebecca, había sido apresado en abril de 1731 por un guarda costas español, que le confiscó su carga. Los sucesos adquirieron tintes de deshonra nacional. La excusa perfecta había llegado y se declaró la guerra a España.



Los preparativos dieron comienzo y los ingleses crearon la mayor flota de barcos de la historia, hasta ese momento y solo superada en la actualidad por el desembarco de Normandia. Al frente estaba el almirante  Edward Vernon. Por el contrario Blas de Lezo no disponía de un gran número de soldados ni barcos para defender la ciudad. La proporción era 1 español por cada diez ingleses. El punto a favor del almirante Lezo era la orografía del terreno y es que a Cartagena de Indias solo se podía entrar mediante dos estrechos accesos, conocidos como “bocachica” y “bocagrande”.

Lezo se preparó para la defensa, situó varios de sus buques en las  dos entradas de la bahía y dio órdenes de que, en el caso de que se vieran superados, fueran hundidos para que no fueran apresados y para que sus  restos impidieran la entrada inglesa.
El 13 de marzo de 1741 apareció la mayor flota de guerra jamás vista hasta el desembarco de Normandia. Para el día 15 toda la armada enemiga se había desplegado en plan de cerco. La batalla comenzó en el mar. Tras comprobar que no podían acceder a la bahía, los ingleses comenzaron un bombardeo incesante contra los fuertes del puerto.

Tras acabar con varias baterías de cañones, Vernon se dispuso a desembarcar alguno de sus hombres, que lograron tomar posición en tierra. El comandante ingles se dispuso a cañonear  la fortaleza de San Luis, situada en Bocachica y cuya acción duró más de dieciséis  días lo que provocó que los españoles tuvieron que abandonar en los días sucesivos los fuertes de San José y Santa Cruz. Ante la dificultad de la situación, Blas de Lezo tomó una complicada decisión, decidió incendiar sus propios buques para obstruir el canal navegable de Bocachica y, a su vez, se decidió hundir los navíos de Bocagrande. Aunque este último caso no tuvo éxito ya que los ingleses aprovecharon el casco de una de las naves para desembarcar.

Los ingleses habían conseguido  acabar con varias fortalezas y asentarse en las bahías  de Cartagena de Indias tras pasar los obstáculos puestos por los españoles. Sin duda, Inglaterra veía cerca la victoria, hasta tal punto llegó la idea que Vernon entró triunfante en la bahía con su buque Almirante con las banderas desplegadas en señal de la victoria en la batalla. Además envió un emisario a Inglaterra para anunciar la buena nueva- La noticia fue recibida con grandes festines e incluso se acuño una moneda en conmemoración de tal hecho. En las monedas se podía leer “ El orgullo español humillado por Vernon”.


Los ingleses dispuestos a dar el toque final a los españoles decidieron atacar el castillo de San Vicente donde resistían seiscientos hombres españoles, el primer asalto a la fortaleza ya restó 1.500 vidas a los ingleses. Vernon   comenzó a mostrarse nervioso y mandó una nueva embestida a la plaza española. En la noche del 19 de abril los ingleses se organizaron para atacar el castillo de San Felipe, lo harían mediante escaleras para llegar a la cima del castillo. Pero Blas de Lezo se mostró mucho más inteligente, mandó cavar un foso y con ello evitó que las escaleras alcanzasen la parte alta de las murallas del castillo. Este fue el motivo por el que los ingleses engrosaron su lista de bajas y cambió el curso de la batalla.

Al día siguiente y gracias al golpe psicológico del día anterior, los seiscientos soldados españoles se decidieron a salir del castillo y embestir contra los ingleses. Al frente estaba el propio Blas de Lezo, que sujetaba el arma con un solo brazo. La lucha se determinó a favor de los españoles que obligaron a la retirada a los ingleses. Vernon trató, en los meses siguientes, bombardear con sus barcos la plaza, algo que no tuvo éxito y al final acabó ordenando la retirada de las tropas. Los ingleses sufrieron más de  5.000 bajas.

España había conseguido defender la plaza ante la mayor armada de la época, hecho que se consagró gracias al buen sentido geográfico de Blas de Lezo y su experiencia militar.

Ahora dos recomendaciones, por un lado un poquito de humor con un vídeo explicativo a toda leche y por otro el podcast de Memorias de un Tambor, pieza fundamental en la explicación de su figura:






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