La figura de Colón es probablemente una de las más
analizadas de la historia, a la vez que ha generado todo un mundo de
controversias que han llegado hasta nuestros días. Vamos a tratar de acercarnos
a la figura de Colón que es lo que hizo y sobre todo porqué lo hizo y también
trataremos de situar las acciones de la Monarquía Hispánica tras el
Descubrimiento con el que daría inicio una nueva época en el mundo.
Así pues Cristóbal Colón pretende el viaje hacia Oriente por
Poniente donde estaba el que conocían como Mar Tenebroso al que se vinculaban
todo tipo de mitos e historias, entre ellas la existencia de seres gigantescos
o aguas que se encontraban a altísimas temperaturas. En esos tiempos los viajes
de los Descubridores se veían financiados, además de un porcentaje de capital
privado, por las coronas de los reinos de Portugal y de Castilla que eran los
protagonistas de estas navegaciones. Estamos ante una Europa atemorizada en el
Este por los turcos que daban zarpazos por conquistar territorio y que a mediados de siglo ya habían
conseguido Constantinopla, mientras que Italia y Alemania se mostraban confusas
sobre sus propios destinos y donde aún se guardaban las heridas de la Guerra de
los Cien Años entre Francia y Gran Bretaña.
Portugal se sentía
segura de su destino y por ello Cristóbal Colón presentó su proyecto de llegar
hacia la India por Poniente, el rey portugués Juan II siguiendo los pasos de su
padre Alfonso V rechazó la empresa por no considerarla posible. Los reyes
portugueses reconocían que la India ya tenía un paso abierto que aún se debía
de explorar con más firmeza y decidieron rechazar cualquier tipo de propuesta
que no veían posible dentro de su imaginario. Así fue como Colón se presentó en
la corte de Castilla ante los Reyes Católicos que tras una primera entrevista
el 20 de 1486 aceptaron tomarlo como
cosmógrafo a cambio de 12.000 maravedíes y que tras siete años de ardua
batalla dialéctica con Isabel de Castilla y Fernando de Aragón los logró
convencer para financiar el viaje con 1.200.000 maravedíes, de los 2.000.000
que costaba la empresa. Isabel La Católica fue la que dio el paso y logró
convencer a su marido para aceptar el viaje, la reina ponía su atención en la
cristiandad y la seguridad con la que hablaba de su viaje Colón, le hacía
visionar un nuevo zarpazo a los musulmanes y establecer unos nuevos lazos
comerciales con la India. Fernando se
mostraba más inseguro por las peticiones de Cristóbal Colón para nombrarse
Almirante y ennoblecerse, peticiones que fueron rechazadas hasta asegurarse el
éxito del viaje y que se convertirían en las Capitulaciones de Santa Fé.
Comienza el viaje de Colón el 3 de agosto de 1492, en Palos,
con la tripulación preparada y con tres navíos que pasarían a la posteridad, La
Niña, La Pinta y La Santa María, dos de ellas tripuladas por los hermanos Pinzón que acompañarían a Colón en las
aventuras hacia el Mar Tenebroso. La
primera parada era obligatoria, había que situar el ancla en las Islas
Canarias, Gomera y Gran Canaria eran ya castellanas, a las que llegaron seis
días después de iniciar el viaje y cuya importancia fue vital para el
desarrollo del viaje porque allí pudieron repostar todo tipo de víveres y preparar el viaje con los medios
necesarios. Allí permanecieron durante un mes hasta que el 6 de septiembre
zarparon rumbo hacia Poniente. El viaje hacia Poniente generaba multitud de dudas entre los tripulantes que
veían la empresa como imposible y que se verían obligados a volver de nuevo a
España. El único que se mostraba seguro de si mismo era Colón, quería llegar a
las Indias y dejar un legado a su familia. Los viajes marítimos de la época se veían restringidos
hasta los nueve o diez días en los que no se avistaba tierra, porque la falta
de recursos y la sed hacía imposible unos viajes más duraderos. Colón sabía que
su viaje iba a ser mucho más largo y se aseguró mantener alimentos para un
trayecto más largo pero una vez llegado octubre la tripulación se amotinó con
la intención de volver hacia España y dar por terminado un viaje que creían de
locos. Por fortuna en la noche del once al doce de octubre, dos horas después
de media noche, el marino que estaba de guardia, Rodrigo de Triana, daría por
fin la gozosa voz, la voz tan deseada: ¡Tierra a la vista!
Al fin, la hazaña se había cumplido. A la madrugada las tres naves vieron con toda nitidez aquella tierra tan anhelada. En este caso una pequeña isla de Las Bahamas a la que los indígenas llamaban Guanahani y a la que Colón, llevado por su espíritu religioso y de la emoción de la jornada, pondría el nombre de San Salvador.La toma de posesión de aquella tierra de un mundo nuevo, en nombre de los Reyes se hizo con toda la solemnidad que después recogerían las crónicas y también los pinceles de los artistas. Colón tomó posesión de la tierra en forma por el Rey y por la Reina con pregón y bandera Real extendida. La bandera de Castilla ondeó por primera vez el Nuevo Mundo.
Durante aquel otoño, Cristobal Colón se dedicó a navegar
febrilmente por aquellas aguas del Nuevo Mundo. Descubrió Cuba y Santo Domingo,
a las que puso por nombres Juana y La Española. Siempre con la creencia de que
estaba en los umbrales de las Indias Orientales y de las tierras del Gran Khan.
En un despiste perdió la Santa María mientras que Martín Pinzón se desplazo con
La Niña a aventurarse por las nuevas tierras, por lo que a Colón solo le
quedaba La Pinta y tomó la decisión de volver a España ante el miedo de que los
Reyes y la sociedad jamás conocieran sus descubrimientos y el cumplimiento de
su palabra. De forma que dejó treinta y nueve marineros en la Española con los
aborígenes que se mostraban sumisos al comienzo (posteriormente practicarían el
canibalismo con los propios españoles) y zarpó rumbo a España. La vuelta fue
una tortura desatándose multitud de tormentas que hicieron temer a Colón por su
vida pero sobre todo por no dar a conocer su hazaña, tal fue el miedo que
depositó en un barril una nota sobre las tierras descubiertas con el objetivo
que algún día alguien pudiera verlo.
Lo cierto es que Colón llegó a Lisboa y posteriormente a
Palos el 14 de marzo de 1493, La gran hazaña se había cumplido y Colón podía
escribir largo a sus principales protectores y en particular a los Reyes.
Después llegaron las negociaciones con el Papa, Alejandro VI
y sus concesiones en forma de derechos hacia Castilla para conquistar y
evangelizar el nuevo mundo. El Pontificado no podía desaprovechar dos acciones
que concernían a su alto ministerio: la atención a la evangelización de las
Islas prodigiosas descubiertas en el Océano y la recuperación del vetusto
concepto de autoridad universal del Papado mediante la atribución de soberanía
a los descubridores. Esto se transformó en una serie de bulas que concedieron pleno
derecho hacia Castilla.
Otra de las consecuencias del descubrimiento es la
iniciación de todo un proceso diplomático entre Castilla y Portugal. Fue
entonces cuando se firmó el tratado de Tordesillas donde se procedía el reparto
del mundo, en él se aseguró Castilla el dominio de América, mientras que Asía
quedaba en manos portuguesas. Como curiosidad los portugueses se aseguraron de
mantener Brasil, que aún no había sido ni descubierta ¿Sabían los portugueses
la existencia de Brasil? Es una de esas preguntas que la historiografía actual
aún debate y que nosotros aquí no hayamos respuesta.
Colón puso el pié en América dos veces más, aunque su
empresa fue perdiendo éxito debido a las ansias de control de Colón y a
mantener un señorío con el objetivo de ennoblecerse. En el tercero de los
viajes puso pie en Sudamérica. Al final acabó muriendo en la pobreza y con
todos sus títulos arrebatados por Fernando el Católico que veía peligrar el
control real.
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