lunes, 25 de julio de 2016

¡Santiago y cierra, España!

Me dirijo hacia la iglesia de uno de los pueblos que formaban la Castilla del Siglo XVI para reunirme con los amigos de toda la vida y que dentro de  nuestras vacaciones veraniegas aprovechamos para volver a vernos en lo que fue nuestro pueblo de nacimiento y de crianza. De camino hacia el templo religioso advierto que todo sigue como siempre, las gentes sencillas y cercanas que te preguntan “ Hijo mío, ¿tú de quién eres? Pregunta  que acaba dando a otras para conocer qué es lo que te ha dado la vida durante estos años en los que el pueblo ya no se ha convertido en tu residencia. Por supuesto, también siguen como siempre las calles angostas de trazado medieval y ese sol que es capaz de derretir las chanclas tan propias del día que nos acompaña. Y enfilamos ya la cuesta de la iglesia, que acompaña a las del resto del pueblo en lo que podríamos definir un “Tourmalet” de corta distancia. Allí, en mitad de la cuesta con adoquines de color negro azabache, aparece ante mí la cruz de Santiago Apóstol , patrón de mi pueblo y que me llevó a contar su historia antes mis amigos, dentro de uno de esos debates intensos que dar lugar una larga tarde de verano donde nunca faltan los frutos secos y unas cañas bien frías que sirven de homenaje a la tierra del Quijote.


Santiago,  y cierra España, frase que recorre todos los cimientos de la Península Ibérica y que lleva, como siempre, una historia detrás que vamos a contar.

Todo comienza con Santiago el Mayor, discípulo de Jesucristo que según las crónicas viajó por toda la Península Ibérica con el objetivo de difundir el cristianismo, acabó volviendo a Jerusalén donde fue decapitado en el año 44 quedando su cuerpo en manos de sus propios discípulos que decidieron trasladarlo con dirección a lo que hoy conocemos como Galicia. Una vez allí el cuerpo del apostol  fue llevado hasta Santiago de Compostela iniciándose todo un mundo de crónicas y leyendas que convirtieron a Santiago como patrón de España.

La batalla de Clavijo ( La Rioja) será ese suceso que cambie la historia y que marca un antes y un después dentro de la cristiandad y de España. Estamos en el 23 de mayo del 844 d.C. la península Ibérica vive inmersa en el proceso de Reconquista, por la que varios reinos cristianos querían acabar con la dominación musulmana imperante produciéndose la batalla entre “moros” y “cristianos” en Clavijo, enclave estratégico de gran importancia para el reino de Navarra. El bando cristiano se encuentra realmente en una difícil situación con un agotamiento palpable entre las tropas y con una gran cantidad de bajas,  tras las primeras embestidas del ejército musulmán. Es en ese momento en el que, según la leyenda, aparece un hombre  a caballo, despidiendo resplandores y blandiendo una espada de plata, con la que en un abrir y cerrar de ojos decapitó a 70.000 enemigos y cambió el rumbo de la batalla. El hombre desconocido finalmente fue conocido por los allí presentes como el apostol Santiago que recibió, desde entonces, el sobre nombre de Santiago “Matamoros”.
La influencia de este relato fue muy fuerte en los años posteriores, haciendo de Santiago de Compostela un lugar de peregrinación, ya desde el mundo medieval. Además se generó todo un conjunto de leyendas que volvían hacer partícipe al Santo, como  el caso de la batalla de Coimbra, actual Portugal, que se produjo en el año 1064 donde la figura del Apostol ayudó a las tropas de Fernando I de León  y que gracias a su intervención el proceso de Reconquista se convirtió también en una Guerra Santa actuando de forma conjunta todos los reinos cristianos contra un enemigo común, el mundo musulmán en la Península Ibérica.


Con todos estos sucesos, la figura de Santiago el Mayor o “Matamoros” quedó enraizada  dentro de la tradición español y en el año 1630, siendo rey Felipe IV, el Papa Urbano VIII decretó oficialmente que el Apostol Santiago fuera considerado el único patrón de España. Sobre este suceso escribió Francisco de Quevedo, cuyas palabras fueron las siguientes: “ Dios hizo a Santiago, patrón de España, que no existía entonces, para que cuando llegue el día pudiera interceder por ella y volverla otra vez a la vida con su doctrina y con su espada”.


Hay que destacar también la creación de la Orden militar y religiosa de Santiago surgida en León y cuyo principal cometido era proteger a los peregrinos que hacían el Camino de Santiago y hacer retroceder a los musulmanes de la Península Ibérica, habitando sus miembros en poblaciones como Torrelodones y ejerciendo una gran tarea en la repoblación de ciertos territorios . La orden tenía sede en una población conquense, Uclés,  desde donde se repartían las encomiendas que servían para organizar las funciones de la orden. Es necesario recordar al lector que uno de los escritores más importantes de la historia de nuestro país, Francisco Quevedo, fue miembro de la orden convirtiéndose en uno de sus embajadores más importantes.



Ésta es una historia más que configura la sociedad, cultura y el mapa de nuestras localidades y que nos convierte en partícipes de la historia. La historia que nos sirve para entender nuestro pasado y para comprender nuestro presente.

  


miércoles, 20 de julio de 2016

Ésta también es nuestra bandera



El día 25 de julio ha sido la fecha escogida para reivindicar la importancia histórica de España en forma de bandera, concretamente en la insignia nacional utilizada desde 1525, en la batalla de Pavia, hasta 1785.

Una bandera se puede definir como un lienzo, tafetán u otra tela, de forma comúnmente  cuadrada o cuadrilonga, que se asegura por uno de sus lados a un asta y se emplea como insignia o señal. Desde el primer momento en el que el hombre se agrupó en comunidades, sintió la necesidad de elegir algún signo que le diferenciase de las demás sociedades. Este símbolo, que inicialmente cumplía una mera función diferenciadora, pasó rápidamente a estar dotado de un carácter religioso al ser dibujado en él el dios o animal sagrado, bajo cuya protección  se ponía a la tribu, siendo dotado, cada vez más, de una gran carga emocional, materializándose en él los ideales de cada una de las agrupaciones humanas.
Cuando es necesario mostrarlo ante una multitud, el signo se coloca sobre un soporte para poder levantarlo y hacerlo visible. Los emblemas se sujetan a un palo o lanza para que puedan verse mientras el combate ya que, generalmente, indicaba el lugar donde se encontraba el jefe. En un extremo de la lanza se colocaba un soporte del color característico de la tribu, con dibujos alegóricos de  su historia o ideales.


Desde un principio y hasta hace muy poco tiempo, la bandera ha sido un instrumento militar, que se llevaba al combate con una triple finalidad: Por un lado la ceremonial, la cual permite recalcar quien eres, por otro lado tiene una función práctica indicando el lugar donde se encuentra las tropas sirviendo de referencia para realizar las maniobras de combate y por último cumple una función espiritual, porque en la tela se representa aquello que se defiende.

La primera divisa conocida utilizada en el territorio que hoy constituye España fue el penacho de color rojo con que los iberos adornaban el casco de bronce que les cubría. Y desde entonces, el color rojo va a ser el color nacional durante toda nuestra historia. En la Edad Media, probablemente como consecuencia de las Cruzadas los reyes y los nobles  comenzaron a usar diversos tipos de banderas  como distintivo propio o de o de las tropas que reclutaban para su servicio. La primera ordenación de banderas llegaría de la mano del Rey castellano Alfonso X “El Sabio” debido a la proliferación y la falta de unidad de criterio al utilizarlas y que tuvo una trayectoria distinta en los diferentes reinos cristianos hasta la unión de Castilla y Aragón y el posterior establecimiento de la bandera con el aspa de Borgoña.

La bandera con el aspa de Borgoña es una de las piezas más importantes en la historia de la bandera de España. Tras el matrimonio de Doña Juana, hija de los Reyes Católicos, con el Archiduque de Austria don Felipe “El Hermoso” se introdujo en las banderas españolas una pieza que había sido utilizada por algunas milicias del norte de España, que se convertiría más tarde en el símbolo hispano por antonomasia, pasando a tomar  carácter secundario el color del paño donde será bordada: nos referimos a la “Cruz de San Andrés” o también conocida como “Aspa de Borgoña”.

Este  era el símbolo del Archiduque, ya que Borgoña estaba bajo el patronazgo de San Andrés, y lo traía bordado en sus banderas cuando vino a encontrarse con el rey de Aragón y regente de Castilla don Fernando en el Remensal, Burgos. Se incorporó como divisa en los uniformes de los Arqueros de Borgoña y más tarde de todo el ejército, pintando sobre los vestidos para distinguirse en los combates y posteriormente pasó a las banderas que, hasta nuestros días, llevan los soldados de España. Pero fueron sobre todo los soldados de los tercios españoles quienes más elevaron la bandera con la Cruz de Borgoña, conquistando “Las Indias”, manteniendo el cristianismo en Flandes de arriba abajo y poniendo en jaque a toda Europa con una potencia militar inusitada.

Este movimiento histórico recobra una mayor fuerza en nuestros días gracias a la labor realizada por la asociación, sin ánimo de lucro, amigos del Camino Español quienes iniciaron una campaña para que todos los 25 de julio se conviertan en un homenaje y reivindicación de la bandera con el Aspa de Borgoña como principal protagonista.

El Camino Español trabaja para recuperar la ruta que unía Milán y Bruselas durante el Siglo XVI y XVII y que abrieron a los Tercios Españoles para mantener comunicadas las posesiones de la Monarquía Hispánica desde la Península Itálica (Nápoles, Estado de Presidios y Milanesado) con el Franco-Condado y, principalmente, los Países Bajos.

Una ruta que se reparte en varias vías que atraviesa en la actualidad hasta ocho Estados europeos (Italia, Francia, Suiza, Austria, Alemania, Luxemburgo, Holanda y Bélgica) y por la que se puede recorrer el corazón de Europa, apreciando las numerosas huellas de la época española. La llamada a la acción permite apreciar el legado positivo que ha quedado en Europa después de aquellos dos siglos de Monarquía Hispánica. Otra de las iniciativas de la asociación El Camino Español es la creación de un observatorio sobre la Leyenda Negra con la que se pretende acabar con todo tipo de injurias que se han venido vertiendo sobre España desde los tiempos de Guillermo de Orange y con la que se pretende deslegitimar toda la historia del país.

Con todo este caldo de cultivo surge la iniciativa “Ésta también es mi bandera” que tiene como protagonista a las redes sociales y con la que se con la que buscan la complicidad de aquellos que gustan de la Historia de España para poner en valor unos siglos que fueron de Oro en muchos más aspectos que en el cultural. La red social Twitter se llena de imágenes con banderas colgadas de balcones, pines conmemorativos en camisas y camisetas con el diseño de la cruz de color rojo.

El día elegido como conmemoración del pasado glorioso de España no es una casualidad, y es que el 25  de julio es el día de Santiago “El Mayor”, patrón de España y un símbolo inequívoco de la formación del Estado Moderno, agente espiritual durante la Reconquista, el apóstol Santiago figuró en las mentes de los reinos cristianos desde la batalla de Clavijo en el 844. Y a partir de ahí la frase de “Santiago y cierra, España”, que viene a significar en el lenguaje militar algo así como la preparación de las tropas para defender a España, pasó a ser un referente para todos los reinos cristianos en el ataque a los musulmanes.

La iniciativa de “Ésta también es mi bandera” sirve para poner en práctica todo un lenguaje que durante años se ha ido consolidando a favor del pasado histórico de España que aún sigue siendo golpeado con demencia por parte de toda una literatura que lleva gestada desde el mismo Siglo XVI y que tiene como objetivo despreciar a los acontecimientos más importantes del Imperio Español para consolidar unos propios intereses que llevan a la desafección de España sobre su historia.

En esta tarea, resulta evidente la importancia de la asociación, sin ánimo de lucro, amigos  del Camino Español que durante años ha promulgado la defensa de la huella histórica de los tercios españoles pero que también lo ha ejecutado de forma práctica realizando el camino, la mayoría de las veces. E incluso cabe señalar que este año serán cuatro las personas que viajen y realicen el camino por el centro de Europa.

Cada vez son más las voces que reniegan de no luchar por un pasado histórico que, a pesar de su distancia, sigue conformando nuestras tradiciones, nuestra cultura y sobre todo nuestra forma de ser. Aún queda un largo trabajo para poner la historia en el primer plano de la noticia pero agárrense porque viene todo un grupo de gentes dispuestas a cambiar esto. Por nuestra historia, por lo que somos.



sábado, 16 de julio de 2016

La batalla de Las Navas de Tolosa: Germen de nuestra identidad.

Hoy, 16 de julio de 2016 se cumple el 804 aniversario de uno de los pasajes más importantes de la conformación de España como nación e identidad común, se trata de la batalla de Las Navas de Tolosa que enfrentó a los diversos reinos cristianos que tenían entidad política en la Península Ibérica frente a los Almohades que controlaban el poder musulmán dentro de Al Andalus. Con este artículo vamos a tratar de analizar el proceso que nos llevó hasta allí, concretar aspectos de la batalla y reflexionar sobre sus consecuencias posteriores.

Para situar al lector en un espacio cronológico decir que nos encontramos en lo que se conoce como Plena Edad Media que ocupa desde 1035 hasta 1325 d.C.Éste será un periodo de vital importancia para el futuro de España, fueron en estos años en los que nació el Reino de Portugal fruto de los enfrentamientos de la separación de Castilla y León. Por otro lado el reino de Aragón y el condado de Barcelona se muestran más unidos que nunca conjuntando una unidad indisoluble, quien nos lo diría con los complejos catalanistas del S. XXI.

Estamos ante el periodo de Reconquista, con los reinos cristianos que veían como la influencia franca fue creciendo participando en las campañas contra el mundo musulmán, estos reinos se consolidan y fortalecen ejerciendo regímenes vasallíticos, sobre todo de Castilla y de León sobre los reinos taifas de Zaragoza o Toledo. Castilla y León encajonaron a Navarra bajo un sentimiento de unidad, aunque fuera de corte militar y es que la sociedad era participe de todo el sistema de luchas contra los musulmanes, siendo obligatoria la defensa del territorio, la vigilancia de los murales y la reconstrucción y mantenimiento de fortalezas. Entre los grandes avances de los reinos cristianos tuvo preponderancia Castilla que llegó a recuperar Toledo en el reinado de Alfonso VI, el cual llegó a nombrar como  Rex Hispanii, que viene a ser como Emperador de toda España, lo que refleja el deseo de unidad. Por su parte la situación de Al Andalus había cambiado notablemente con la disolución del califato de Córdoba. Desde ese momento se dividirían en reinos de taifas que estaban enfrentados entre sí y que tratarán de buscar aliados para enfrentarse contra el resto de reinos musulmanes.


Entramos en el siglo XIII con Alfonso VIII de Castilla que había solucionado los problemas con León y que había conseguido anexionar al reino gran parte de Navarra, todos estos elementos permitieron avanzar a Castilla sobre las posiciones de Al - Andalus. Es en este momento cuando empieza la política exterior más agresiva de los reinos cristianos solicitando Alfonso al Papa, Inocencio III la bula de Cruzada, por la empresa militar que deseaba emprender. El Papa otorgó la bula  y se organiza una empresa importante en la que colaboran todos los reinos hispánicos con Alfonso VIII al poder y colaborando con él: Pedro II "El Católico", rey de Aragón y el rey de Navarra Sancho VII, a lo que habría que sumar la cantidad de soldados portugueses enviados también por su rey y una serie de francos.

Así pues se acomete la batalla de Las Navas de Tolosa, que tuvo lugar el 16 de julio de 1212 cerca de la población de La Carolina en Jaén. Los reinos cristianos ya conocían a las tácticas de guerra de los almohades desde la derrota en Alarcos años atrás, por lo que esta vez les sirvió para afrontar la batalla de otro modo. La victoria cristiana acabó llegando por la gran defensa de los flancos permitiendo a la caballería cristiana centrarse en la parte central de la batalla y con ello el ataque total provocando la desbandada de los musulmanes. Es en este momento donde surge el mito de las cadenas del escudo de Navarra y es que según cuenta la leyenda el rey Sancho VII tuvo una actuación decisiva en la batalla y que liberó a los esclavos de Muhammad An - Nasir llevando las cadenas, Sancho VII, a diferentes puntos de Navarra conservándose en la actualidad en puntos como Roncesvalles y el Palacio de Navarra.

Fue una victoria de la cristiandad unida para lograr un objetivo común, lograr la integración de los reinos cristianos. Tras la batalla se tomaron las plazas de Úbeda y Baeza que fueron fundamentales. Aunque Castilla acabó agotada de todas estas campañas lo que no le permite continuar con la reconquista quedando solo el reino de Granada en manos de los musulmanes pero como vasallo de Castilla, que acabó por unir a España en 1492 con la conformación del Estado Moderno.

Por tanto, el episodio de las Navas de Tolosa conforma todo un proceso de pujanzas y luchas internas entre los reinos cristianos pero con un sentimiento común de unidad, que culminaría dos siglos más tarde pero que ya por aquel entonces permitió poner en práctica lo que se llevaba pensando desde el siglo IX.

Este hecho recobra hoy un mayor protagonismo ante una Europa atacada por los mismos pensamientos y creencias del Siglo XIII y que esta vez no tienen a quien enfrentarse alejados  de la doctrina cristiana y con unos preceptos donde el honor de la defensa de la identidad se han malogrado o malinterpretado por aquellos quienes entienden que la historia se repite, error grave que no tiene en cuenta los contextos de las épocasa las que nos referimos. La historia debe ser siempre un análisis de los problemas.



viernes, 15 de julio de 2016

Las preguntas sin respuesta y la corrupción de la identidad.

Voy a estrenar este servicio de publicación para poner en forma de letra escrita una serie de reflexiones y sobre todo de preguntas para intentar abrir un debate que no se exponga a sesgos ideológicos.
Hoy nos despertamos, como cada mañana, con el café y las tostadas, último día de la semana y pulsamos el botón de encendido del televisor cuyas primeras palabras que susurran son "Un nuevo atentado en Niza". Bajamos el televisor, con aún legañas en los ojos, y volvemos a pensar aquello de "ya la han liado otra vez estos cabrones" y se inicia con ello las tertulias de bar que marcan publicaciones en todas las redes sociales, tales como la que yo aquí describo y que en este caso vamos abrir una serie de interrogantes básicos, alejados del simplismo metodológico pero que tratará de suponer una síntesis a una serie de ideas que rondan por mi cabeza desde hace demasiado tiempo. Es innegable, estamos ante unos atentados que pretenden sacudir los cimientos de la cultura Europea que se ha venido transformando en los últimos tiempos alejándose cada vez más de una serie de renglones históricos y que han conformado nuestra forma de ser. La cultura marcadamente cristiana ha ido dejando paso a una identidad que quiere romper con los cánones establecidos, bajo la idea de libertad o igualdad y llegando hasta la superioridad moral de ciertas ideas que se acogen a los conceptos anteriormente mencionados y que pretenden imponer su propio sistema haciendo antítesis de aquello de libertad e igualdad. Y es en estos esquemas morales donde se acoge el terrorismo de los últimos meses, aposentando su poder desde la propia integración de la comunidad musulmana y sirviéndose de unos ideales contrapuestos con los suyos. Y son estos ideales de libertad los que se trataron de llevar a Oriente Próximo sin atender a las divisiones sociales y que han terminado por dar alas al propio yihadismo, eso del reparto de armas para acabar con dictadores ha acabado siendo un arma de doble filo. Hablando de ideales es necesaria hacer una referencia al mundo musulmán que se pone en jaque en toda Europa con una desconfianza plena que crece cada día y que se la están ganando a pulso. Como si estuviéramos ante una nuevo asesinato de Julio César por parte de los senadores a los que el dotó de mayor número y presencia, los yihadistas se sirven de todo el poder de la identidad social Europea pero también de la complacencia del mundo musulmán incapaz de llevar una restauración y acomodo de su doctrina, además de la falta de una oposición frontal contra tales hechos terroristas. La desconfianza de los nietos de cristianos crece, aunque estos enarbolen banderas contra el propio cristianismo y desde luego el mundo musulmán no está pisando el freno de esta enfermedad que hoy toca Niza y mañana...
Y esa es la peor sensación de todas, en que lo de hoy no será la última acción de un terrorista islámico en una Unión Europea burócrata y estéril de toda actividad política conjunta que haga frente a un reto que parece no tener fin. Vivimos en una mediocridad que la historia es incapaz de entender y que revela lo estúpido que resulta esas ideas de dar las condolencias al país por encima de defender una propia identidad europea, que podríamos discutir, si así lo desean, pero que resulta común a una cultura histórico-política desde hace más de 2.000 años y cuya evolución ha constado de luchas contra los que hoy ponen en jaque, de nuevo, nuestra forma de ser, sentir y vivir. Es cierto, la política europea ha constatado un conjunto de errores que vienen marcados por las ambiciones estadounidenses, incapaces de estudiar los procesos históricos de toda la zona conocida como Oriente Próximo. No puedo negar ese olor a chamusquina que rezuma la conexión de EEUU con el yihadismo, casi conspiranoico pero que viene a explicar todas estas relaciones que van más allá de lo moral y llegan a lo económico. ¿Y ahora qué? La historia será la respuesta en la que me fundamente, aunque es cierto que es un nuevo desafio ante las formas de actuar del terrorismo. Europa solo se moverá de forma evidente cuando se produzcan varios atentados simultáneos en diferentes puntos y para entonces, ¿qué pasará con la moral de igualdad y respeto por las religiones? ¿se acabará con el mundo musulmán en Europa para evitar acciones individuales como la de anoche? ¿se atacará las posiciones de DAESH en Siria e Irak y qué gobierno se establecería en la zona? Preguntas inconclusas que vuelven a aparecer hoy y que son capaces de romper con el esquema actual social pero que curiosamente pone en vigencia la historia, la historia de España que luchó contra quienes atacaron y en defensa propia, porque sus ideales del honor y de identidad estaban muy por encima de condicionantes sociales y de la visión moral en la distinción del bien o el mal que no es capaz de responder a las contradicciones propias de estos hechos. En diez días en mi pueblo se vitoreará aquello de "¡Viva Santiago Bendito!" a Santiago Matamoros, patrón de España, figura que derrotó el mismo problema que hoy nos afrenta a nosotros, a los europeos, a los españoles. Acero y arcabuz, pica y morrión.