viernes, 15 de julio de 2016

Las preguntas sin respuesta y la corrupción de la identidad.

Voy a estrenar este servicio de publicación para poner en forma de letra escrita una serie de reflexiones y sobre todo de preguntas para intentar abrir un debate que no se exponga a sesgos ideológicos.
Hoy nos despertamos, como cada mañana, con el café y las tostadas, último día de la semana y pulsamos el botón de encendido del televisor cuyas primeras palabras que susurran son "Un nuevo atentado en Niza". Bajamos el televisor, con aún legañas en los ojos, y volvemos a pensar aquello de "ya la han liado otra vez estos cabrones" y se inicia con ello las tertulias de bar que marcan publicaciones en todas las redes sociales, tales como la que yo aquí describo y que en este caso vamos abrir una serie de interrogantes básicos, alejados del simplismo metodológico pero que tratará de suponer una síntesis a una serie de ideas que rondan por mi cabeza desde hace demasiado tiempo. Es innegable, estamos ante unos atentados que pretenden sacudir los cimientos de la cultura Europea que se ha venido transformando en los últimos tiempos alejándose cada vez más de una serie de renglones históricos y que han conformado nuestra forma de ser. La cultura marcadamente cristiana ha ido dejando paso a una identidad que quiere romper con los cánones establecidos, bajo la idea de libertad o igualdad y llegando hasta la superioridad moral de ciertas ideas que se acogen a los conceptos anteriormente mencionados y que pretenden imponer su propio sistema haciendo antítesis de aquello de libertad e igualdad. Y es en estos esquemas morales donde se acoge el terrorismo de los últimos meses, aposentando su poder desde la propia integración de la comunidad musulmana y sirviéndose de unos ideales contrapuestos con los suyos. Y son estos ideales de libertad los que se trataron de llevar a Oriente Próximo sin atender a las divisiones sociales y que han terminado por dar alas al propio yihadismo, eso del reparto de armas para acabar con dictadores ha acabado siendo un arma de doble filo. Hablando de ideales es necesaria hacer una referencia al mundo musulmán que se pone en jaque en toda Europa con una desconfianza plena que crece cada día y que se la están ganando a pulso. Como si estuviéramos ante una nuevo asesinato de Julio César por parte de los senadores a los que el dotó de mayor número y presencia, los yihadistas se sirven de todo el poder de la identidad social Europea pero también de la complacencia del mundo musulmán incapaz de llevar una restauración y acomodo de su doctrina, además de la falta de una oposición frontal contra tales hechos terroristas. La desconfianza de los nietos de cristianos crece, aunque estos enarbolen banderas contra el propio cristianismo y desde luego el mundo musulmán no está pisando el freno de esta enfermedad que hoy toca Niza y mañana...
Y esa es la peor sensación de todas, en que lo de hoy no será la última acción de un terrorista islámico en una Unión Europea burócrata y estéril de toda actividad política conjunta que haga frente a un reto que parece no tener fin. Vivimos en una mediocridad que la historia es incapaz de entender y que revela lo estúpido que resulta esas ideas de dar las condolencias al país por encima de defender una propia identidad europea, que podríamos discutir, si así lo desean, pero que resulta común a una cultura histórico-política desde hace más de 2.000 años y cuya evolución ha constado de luchas contra los que hoy ponen en jaque, de nuevo, nuestra forma de ser, sentir y vivir. Es cierto, la política europea ha constatado un conjunto de errores que vienen marcados por las ambiciones estadounidenses, incapaces de estudiar los procesos históricos de toda la zona conocida como Oriente Próximo. No puedo negar ese olor a chamusquina que rezuma la conexión de EEUU con el yihadismo, casi conspiranoico pero que viene a explicar todas estas relaciones que van más allá de lo moral y llegan a lo económico. ¿Y ahora qué? La historia será la respuesta en la que me fundamente, aunque es cierto que es un nuevo desafio ante las formas de actuar del terrorismo. Europa solo se moverá de forma evidente cuando se produzcan varios atentados simultáneos en diferentes puntos y para entonces, ¿qué pasará con la moral de igualdad y respeto por las religiones? ¿se acabará con el mundo musulmán en Europa para evitar acciones individuales como la de anoche? ¿se atacará las posiciones de DAESH en Siria e Irak y qué gobierno se establecería en la zona? Preguntas inconclusas que vuelven a aparecer hoy y que son capaces de romper con el esquema actual social pero que curiosamente pone en vigencia la historia, la historia de España que luchó contra quienes atacaron y en defensa propia, porque sus ideales del honor y de identidad estaban muy por encima de condicionantes sociales y de la visión moral en la distinción del bien o el mal que no es capaz de responder a las contradicciones propias de estos hechos. En diez días en mi pueblo se vitoreará aquello de "¡Viva Santiago Bendito!" a Santiago Matamoros, patrón de España, figura que derrotó el mismo problema que hoy nos afrenta a nosotros, a los europeos, a los españoles. Acero y arcabuz, pica y morrión.


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